Mercados Volátiles-Estados Responsables

Que los mercados fallaron es vox pópuli, no así que deberían hacerse responsables de su negligencia, impericia o imprudencia. En cambio, que los Estados siempre son responsables nadie duda. Y está bien que así sea.

Entonces, ¿Qué es mejor, una economía dirigida estatalmente o una librada a los imperativos del mercado? Opino que ni lo uno ni lo otro. Porque como en casi todo la solución no consiste en adoptar uno de los extremos.

Me parece que no hay dudas de la inmensa potencialidad que encierra la iniciativa privada. Tampoco puede negarse que el salto cuali y cuantitativo desde el medioevo a la actualidad pasa por la liberación de fuerzas comenzada en el renacimiento y comprobada en los siglos diecinueve y veinte, durante los cuales se inventó y descubrió la inmensa mayoría de las tecnologías y ventajas de la civilización, incluido la curación de enfermedades. Aunque, también habran de reconocer sus acólitos que, desde sus inicios, produjo grandes desigualdades. Sin considerar que los progresos tecnológicos no han ido acompañados de la respectiva evolución paralela en mejorías morales de la humanidad.

Entonces, ante esa incapacidad del maravilloso  aparato capitalista para resolver los problemas de inequidad, el sistema democrático – como expresión de toda la gama de los ciudadanos de cada Estado-Nación – siempre tuvo la tendencia de intervenir. De tal modo que la política asumió el compromiso de designar los representantes de esa totalidad de la sociedad para poner los paliativos al fantástico pero desparejo crecimiento de riquezas mundiales o meramente estatales.

Así es que queda claro que la pulseada está entre los poderosos de la tierra y los gobernantes de los países. Queda sin resolver, cuánto deberán intervenir los gobiernos estatales, sin perjudicar el proceso de crecimiento natural propio de la iniciativa privada.

Antes de opinar los límites y contenido de las reglas a seguir para ese objetivo tan deseado, habrá que estudiar dónde están los fallos del mercado. Georges Soros tiene algunas reflexiones; y se trata de un pragmático que ganó muchísimo apostando en el mercado y que también pensó intensamente sobre cuáles serían los mecanismos que deberían tomarse como reglas para entender al mercado. Sustituyendo la suposición de la existencia de una «mano invisible» que todo lo arregla (como decía Regan), o el tradicional «laiser faire» del siglo XIX.


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